jueves, 30 de mayo de 2013

CÓMO CREAR AULAS INCLUSIVAS

El éxito de una escuela y de un sistema educativo inclusivo se mide sobretodo por el

“valor añadido” que es capaz de dar a los niños y a las niñas, a los muchachos y a las

muchachas a quienes educa, con relación a lo que sabían y a lo que eran y valoraban

cuando ingresaron en ella. No se valora –o como mínimo, no se valora
sólo– por el

nombre de estudiantes que llegan a la meta establecida de antemano (que obtienen el

título correspondiente, o que pueden ingresar en la universidad...), sino por el progreso

que han conseguido en el desarrollo de todas sus capacidades. Conozco una escuela de

educación infantil y primaria de un barrio habitado mayoritariamente por familias

gitanas que, a juzgar por el número de sus estudiantes que “triunfan” más tarde en el

instituto, sería de una calidad muy baja; sin embargo, es de una gran calidad, a mi modo

de ver, por lo que consigue con la mayoría de aquellos chiquillos... Aquí la pregunta

clave es esta: ¿Qué podemos hacer para todos los alumnos, que son diversos, para que

aprendan al máximo de sus posibilidades? (En lugar de preguntarnos: ¿Qué podemos

hacer para los alumnos “diversos” para que aprendan, además de lo que ya hacemos

para los “no diversos”?).

La educación inclusiva –según Susan Bray Stainback (2001)– es el proceso por el cual

se ofrece a todos los niños y niñas, sin distinción de la capacidad, la raza o cualquier

otra diferencia, la oportunidad de continuar siendo miembros de la clase ordinaria y para

aprender de, y con, sus compañeros, dentro del aula. Las escuelas inclusivas se basan en

este principio: todos los niños y niñas, incluso los que tienen discapacidades más

severas, han de poder asistir a la escuela de su comunidad con el derecho garantizado de

estar ubicados en una clase común. Se pueden contemplar otras alternativas, pero sólo

eventualmente y cuando se hayan hecho todos los esfuerzos para hacer factible su

atención en la clase común, y siempre que estas alternativas representen claramente un

mejor beneficio para el alumno. “Como resultado, los estudiantes con necesidades

especiales o discapacitados van a la escuela donde irían si no fuesen discapacitados y

van en una clase común, con los compañeros de su misma edad.”
http://www.unizar.es/cce/atencion_diversidad/ap%20cooper.pdf

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